domingo, 11 de marzo de 2007

REPORTAJE

Diario LA GACETA de Tucumán

“Hacés una vivienda y a la par te ponen un edificio”
Doctor en Arquitectura y maestro de generaciones, “Edy” González dice que a los problemas de la ciudad hay que verlos desde una perspectiva social.

PERFIL
Profesión: Arquitecto, doctor arquitecto de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Madrid. Edad: 73 años. Ocupación: en la actualidad trabaja en su estudio privado, e integra el Observatorio de Derechos Humanos de Tucumán, que creó a fines de 2006 el gobierno nacional. Ha sido docente de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UNT hasta el año 2000. Ha trabajado en estudios de estados Unidos, con César Pelli, con Anthony Lumdsen y con Geofrey Freeman; con Amparo Gimeno Olcina, en España; y con Eithel Traine, Jesús bermejo, Jorge Vivanco y Eduardo Sacriste, en Argentina. Ha realizado numerosos trabajos para educacion en todos los niveles en America y en España. Está abocado al desarrollo de una Teoría de la arquitectura, tema que fue su tesis doctoral en 1993. En esa teoria relaciona conceptos de la gramatica generativa de Chomsky con la arquitectura.

A casi medio siglo de actividad profesional, Eduardo González no abandona el espíritu transgresor y creativo que él supo transmitir en los espacios de Taller de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UNT, donde fue docente hasta el año 2000. Ahora, “Edy” -como lo llaman las varias generaciones de alumnos que se han formado con él- ha cambiado de trinchera, y es uno de los integrantes del Observatorio de Derechos Humanos de Tucumán, que se constituyó desde la Nación a fines del año pasado, y donde él trabajará las cuestiones ambientales.Acostumbrado a nadar contra la corriente, “Edy” cuestiona la proliferación indiscriminada de edificios de altura en la ciudad; defiende la continuidad del cinturón de hierro que dejaron las vías en desuso del Ferrocarril Belgrano cargas; y en estos tiempos de elogio del pragmatismo, dedica parte de sus días a seguir depurando su propia Teoría de la Arquitectura.
-¿Cuáles son las mayores transgresiones al Código de Planeamiento Urbano de Tucumán?
-Las alturas de los edificios, que le quitan ambiente al vecino. Hacés una vivienda, y a la par te ponen un edificio de altura. Creo que la altura puede ser diversa, pero se trata de decidir dónde se puede construir en altura. El Código no ha bajado al nivel de la calle, ni de la cuadra. El Código mira desde arriba. Al lado de mi casa construyeron un edificio de veintiún pisos, y nos dejan sin sol. Y no se ha tenido en cuenta el impacto ambiental que tiene todo edificio de tres pisos para arriba. Hay municipios bonaerenses en los que el intendente ha prohibido la aprobación de planos de edificios de más de cuatro pisos por más de cuatro meses. Tucumán tiene espacio para expandirse hacia los costados, y no necesariamente hacia arriba, porque no es tan densamente poblada como se dice. A la ciudad la están destruyendo, y (el intendente ) Domingo Amaya no se está dando cuenta de que la ciudad no es rentable. Porque son los más los que no pagan impuestos. Las autoridades tienen que generar empleo genuino, y mirar la ciudad como es. Si los vendedores ambulantes no se van al centro porque quieran hacerlo. Se van al centro porque por ahí pasa la gente que compra.
-¿Qué opina del plan estratégico que trabajó la Municipalidad de Tucumán?
-Estuve en uno solo de los talleres. Un plan estratégico, que es lo que se hizo en Boston muchos años atrás, plantea una visión totalizadora de la ciudad. Es una figura vieja. En Japón había en los años 60 un grupo de arquitectos que planteaban que las ciudades tenían que ser como el metabolismo de los seres humanos. Un ser humano crece siempre de manera integral: no crece primero la mano, y después el pie. Una ciudad, antiguamente, estaba conformada por una serie de elementos relacionados unos con los otros. Y que en una ciudad, cuando uno haga algo, tiene que ser parte del todo. Ellos analizaban, por ejemplo, las pinturas de Jackson Pollock. Y decían que un pedacito de Pollock es igual al todo. Por eso, si vos hacés un edificio, ese edificio tiene que tener un espacio verde, o tiene que tener algo que siga significando parte de la ciudad. No como lo que se está haciendo ahora, que se está, prácticamente, destruyendo la ciudad.
-¿Usted se siente -o se sintió- parte de un movimiento?
-El que más me ha impresionado, de todos los profesores que he tenido, ha sido Jorge Vivanco. Era un tipo de una visión amplia, y un motivador tremendo. Porque no solamente daba clases, sino que explicaba un tema y les preguntaba a los alumnos “qué opinan ustedes”, que es muy distinto de empezar a vomitar cosas. Otra experiencia interesante ha sido la que tuve en España en el plano de proyección de cosas de interés social, o mi época de trabajo con César Pelli en los años 70, cuando él trabajaba en un estudio grande, en Los Angeles, en la costa oeste. Pelli era muy detallista; le interesaba hacer. El se sentaba y dibujaba. No vayas a creer que pensaba y daba la idea. No. El hace el dibujo. Y lo sigue haciendo. La PC es interesante, pero te libera de eso... esa experiencia de tocar el papel, de agarrar el lápiz, de sacarle la punta. Esa cosa sensible es importante, porque te va haciendo pensar mientras vas haciendo. No es automático. Yo también trabajo con el autocad (soft para arquitectura), pero interactúo con las dos herramientas.
-¿Cómo ve a las nuevas camadas?
-Creo que están mal influidas. Los miembros del movimiento Moderno nunca hablaban del edificio solamente. Le Corbusier hablaba de la vivienda y sus prolongaciones. Y era el deporte, era el trabajo, el espacio verde, y todo lo demás. Pero ahora está como exacerbado esto de que el edificio es como una obra de Picasso. Entonces, las grandes empresas contratan a un tipo famoso para que haga ese edificio de marca, de nombre, de firma. Y yo creo que eso está mal, porque se deja de ver la ciudad, se deja de ver el contexto, y no aparecen los problemas de la ciudad. Nuestro Código de Planeamiento Urbano no habla de las villas, y las villas son casi un 30 por ciento de la ciudad; son 200.000 habitantes.
-¿Qué hay que hacer con las villas?
-Yo digo siempre: no es el problema de la vivienda. La punta del ovillo es la generación de empleo. Hace un tiempo le hice una propuesta a Jacobo Laks, que era cooperativista. Mi idea era juntar gente que trabajara en la construcción, y que a través de eso llegara a la vivienda. Pero hablando con él surgió la idea de hacer dos líneas: una era construir materiales (herrería, bloques, pisos), y la otra era el equipo de construcción, con la gente que tiene la práctica. Porque la idea era: si vos hacés materiales, no es sólo para tu vivienda, sino para todo el que quiera comprarla, de modo que el sistema sería mucho más amplio. Y yo me imaginaba desparramar cooperativas por el interior. Y así empieza a solucionarse un problema de empleo, y así se llega a la vivienda. Yo creo que el Instituto de la Vivienda está totalmente equivocado. No pueden hacer una vivienda tipo, como hacen ellos. Creo que hay que hacer Pyme, cosas chicas… Hace años nosotros trabajamos en el barrio Juan XXIII, con el taller de la Facultad de Arquitectura. En el barrio había un tipo que se llamaba Cañete, que nos guiaba por el barrio. Vimos que la gente tenía en el fondo de su casa ventanas de demolición, viguetas, chapas, madera. Los alumnos nos dijeron: ¿cómo es el proyecto que se va a hacer aquí? Porque en un plan de viviendas todas las casas son iguales. Y yo les dije, y por qué va a ser un plan genérico, si se pueden aprovechar los materiales que ellos tienen, atender las necesidades que ellos tienen. Y los chicos insistían: sí, pero los barrios son iguales. Y yo les replicaba: ¿y la ciudad es igual? Andá y fijate que las casas son todas distintas. Y los alumnos querían hacer peatonales, aprovechando unas franjas largas que había en el barrio. En cambio, todavía recuerdo a Cañete cuando nos dijo: “no, nosotros queremos el pavimento, porque queremos que la civilización llegue a la barbarie”.
-Y les dieron con el gusto. ¿No es eso reproducir un imaginario impuesto?
-Y, puede ser que sea eso. Pero es una cosa a debatir: en qué medida el arquitecto es un asesor, y puede decir cosas, y en qué medida impone. Se dice que Frank Lloyd Wright, en una de las casas que hizo, hasta diseñó los vestidos de las señoras.

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