martes, 13 de marzo de 2007

CONTAMINACION SONORA

Diario LA GACETA de TUCUMAN
CIUDAD - FURIA SONORA
La contaminación sonora pone agresivas a las personas
Un experto advierte que el aumento del ruido ambiental atenta contra la calidad de vida. El oído recibe la agresión de los sonidos a alto volumen, pero es el organismo entero el que sufre las peores consecuencias.
LA GACETA / ENRIQUE GALINDEZ

Decibeles- El sonido que produce el motor de una motocicleta alcanza los 110 decibeles. - En un bar o confitería con música de fondo en muchos casos se superan los 100 decibeles.- La bocina de un auto produce un sonido de entre 85 y 100 decibeles.- El volumen de la música dentro de un auto se encuentra entre los 80 y 85 decibeles.- Una charla normal llega a 60 decibeles.- La atención visual decae un 25% cuando el ruido se eleva a 90 decibeles- Lo máximo tolerado por el ser humano son 70 decibeles.

Ruido de bocinas, motores, música y gritos configuran el entorno de quien recorre las calles de la ciudad. Parece que en la sociedad actual hacer ruido es un derecho y soportarlo, una obligación. Los especialistas afirman que la cantidad de ruido en la ciudad ha aumentado en los últimos años y que las consecuencias no sólo se reflejan en el oído, sino fundamentalmente en el cambio de conducta de las personas. Cada vez más personas acuden al médico con síntomas de estrés, o en las consultas refieren malestares indefinidos, explicó el otorrinolaringólogo Alberto Carlos di Lella a LA GACETA. “En muchos casos, uno de los factores patogénicos (que generan la enfermedad) es el ruido ambiental”, señaló. “El ruido produce distonía neurovegetativa. Hace que todo el equilibrio orgánico se desestabilice. Pone a la persona de mal humor, agresiva e intolerante”, explicó el especialista a LA GACETA y señaló que en los últimos años es notorio el aumento de la contaminación sonora. “La cuestión de fondo no es que el ruido ambiental haga daño al oído, como sí puede hacerlo el ruido de una fábrica. Lo principal es que perturba el comportamiento de las personas, cambia su actitud hacia la vida.
Es uno de los principales contaminantes”, afirmó Di Lella. El especialista explicó que el ruido actúa como alerta ante un peligro y es por eso que produce una reacción violenta en el hombre. Falta de concienciaSegún Di Lella, hay dos situaciones que generan un ambiente ruidoso. Una es inevitable, generada, por ejemplo, por las fábricas, las máquinas de construcción o el transporte; la otra es intencional, producida por los escapes libres de los autos y motos, los bocinazos y la música a alto volumen. “La mayoría del ruido excesivo que se escucha en las calles es intencional. A la sociedad, sobre todo a los jóvenes, les produce placer generar ruido, por eso les sacan los silenciadores a las motos o compran escapes ruidosos para los autos”, sostuvo Di Lella.El especialista afirmó que la gente no tiene suficiente información sobre los daños que produce la contaminación sonora y aseguró que en otros países, como Alemania, levantar la voz en lugares públicos es una falta de respeto. “El excesivo ruido en el ambiente hace que la gente se vea obligada a gritar para poder comunicarse y eso genera todavía más ruido”, manifestó.En cuanto a las consecuencias en el oído, Di Lella destacó que la exposición a ruidos fuertes y constantes produce el envejecimiento acelerado del órgano auditivo. “La involución natural de la audición se ve acentuada por los factores del ambiente que hacen que el oído envejezca más rápido”, detalló.

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