martes, 13 de marzo de 2007

CARTELES PUBLICITARIOS: CONTAMINACION VISUAL

DEVOTO MAGAZINE
Carteles publicitarios en la mira Está prohibido colgar carteles en postes de luz, árboles y paradas de colectivos y pasacalles de cualquier tipo. Un vecino se hizo cargo del tema



Los carteles de publicidad en postes de luz no sólo están en infracción, sino que también son considerados una polución visual peligrosa para la salud.
La vida moderna no sólo ha llevado a que la vida en las ciudades se haga insostenible a nivel auditivo y visual, generando problemas en la salud y la degradación del espacio urbano.En el artículo "Impactos ambientales", publicado en la web por Estrucplan, consultora en medio ambiente, el geobiólogo Claudio Arbohaín y la arquitecta Lilia Garcén -presidente y vice-presidenta de la sede argentina de la Asociación de Estudios Geobiológicos, de España, explican que hoy "contaminamos nuestro sistema nervioso central a través de la visión". Exponen que "cuando una imagen supera el máximo de información que el cerebro puede asimilar, se produce una especie de 'stress' visual, el panorama perceptual se vuelve caótico y la lectura ordenada del paisaje se hace imposible". Si el paisaje urbano se torna imposible de decodificar visualmente, provoca stress, dolor de cabeza, distracciones, que pueden ser fatales para los automovilistas, y agobio.Un problema al respecto en nuestro barrio son los carteles que proliferan en postes de luz, principalmente de inmobiliarias, y pasacalles que, además, no están permitidos, como lo especifica el Capítulo 13.6 del Código de Habilitaciones de la Ciudad de Buenos Aires, correspondiente a las prohibiciones al respecto de la publicidad. El Código explicita que los carteles publicitarios están prohibidos en "postes de señalización de tránsito y paradas de vehículos de pasajeros, las columnas de alumbrado y los árboles" y los pasacalles, "en cualquier ámbito de la ciudad, cualquiera fuera su mensaje, contenido, finalidad o consigna". Jorge Cohen, un vecino del barrio de hace más de 30 años, decidió tomar el problema en sus manos: "le pago en efectivo a los barrenderos o a chicos que están buscando hacer alguna changa para que los bajen", explica, pues luego de intentar comunicarse con las autoridades comunales o del Gobierno de la Ciudad "sólo de vez en cuando reaccionan y cuando rara vez aparecen, es siempre dos o tres semanas más tarde, cuando la cartelería, y en especial los pasacalles están ya deteriorados, sucios y algunos hasta caídos".Se dio cuenta "hace 4 o 5 años" que la publicidad proliferada ilegalmente se convertía en un tema preocupante, porque le resultaba sumamente molesta la polución que generan y que hubiera "elementos anti-reglamentarios, que impunemente estén a la vista de todos y que nadie se preocupe". Cohen agrega que no es posible que se coloquen carteles "pasando por encima de los vecinos que no tienen por qué soportar esa falta de respeto por los derechos de los demás a no 'tener' que verlos ni el mínimo cuidado por la elegancia y las buenas costumbres".En cuanto a medidas oficiales, actualmente desde el Ministerio de Espacio Público se ha dispuesto la Unidad Operativa de Recuperación y Control del Espacio Público, cuyos operarios supervisan actividades y objetos que ocupan aceras y calzadas, salientes de fachadas, plazas y viaductos de autopistas y "disponen su remoción en caso de estar fuera de la normativa vigente", según se indica en la web del gobierno http://www.buenosaires.gov.ar , donde también se pueden iniciar reclamos.

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