domingo, 1 de abril de 2007

CONTAMINACION POR URANIO

Diario HOY

Preocupa la posible contaminación con uranio en zonas de vendimia

El grupo de la facultad de Exactas que brinda servicio de medición de radioactividad fue convocado por los productores de vino de Sierra Pintada, en San Rafael, donde desde 1996 hay restos de una mina a cielo abierto que podrían afectar las napas freáticas o llegar a los arroyos. El debate en la comunidad se reavivó porque existiría la intención de reactivar la explotación. Las bodegas de vino malbec temen que se vea afectada la exportación de esos productos. El grupo relativiza la alarma y advierte que el uranio es un componente de la naturaleza. Intentarán determinar sus niveles

Los productores de vino de la cuenca rafaelina, desde donde sale buena parte de los mejores malbec, temen que la reapertura de una mina de uranio en la zona de Sierra Pintada atente contra el prestigio que la bebida tiene en el mercado exportador, fundamentalmente estadounidense y europeo. En un intento por medir el real impacto de esa sustancia, convocaron a especialistas de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) que analizarán agua de la región, jugo de uva y productos manufacturados. En febrero, el equipo platense ya estuvo en la zona del conflicto. Se encontró con una comunidad movilizada y preocupada. “Nuestro objetivo, además de intentar una medición sobre los niveles de uranio y otras sustancias que quedan en el ambiente durante el proceso de depuración, será educar para derri- bar varios mitos en torno a la radiación”, dice Judith Desimoni, coordinadora del Grupo de Investigación y Servicios de Radioactividad en el Medio Ambiente, que funciona en la facultad de Ciencias Exactas. El grupo trabaja con la premisa de que “hay mucho prejuicio a la hora de hablar de radioactividad y no se tiene en cuenta que se encuentra en la na- turaleza”. Así las cosas, hay mitos contra los que remar. Leonardo Errico, otro miembro del grupo, da como ejemplo de mito cuando la gente pide “uranio cero” en el agua. “Eso es imposible”, afirma.
Vino en peligro
Pero existen datos objetivos en Mendoza que justifican la preocupación del habitantes y de los productores. En la zona se encuentra el Arroyo Del Tigre, un afluente del río Diamante, el cual aguas arriba de la “cola” de la mina, que aún se encuentra a cielo abierto, y tiene un nivel de uranio diez veces inferior al que se detecta una vez que el curso se agua pasó por la zona afectada. Otro dato que los científicos tienen en cuenta es que todo el sistema hídrico de la zona rafaelina tiene no más de 10 microgramos de uranio por litro de agua. Pero en la región de la Sierra Pintada, donde se encuentra la mina, la concentración es 75 microgramos por litro. “Aunque ese arroyo actualmente no se usa para riego, potencialmente puede usarse”, dice Desimoni. La actitud de Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), de desestimar el planteo ambientalista, se basa en que una ley nacional dice que el agua de fuente para procesar para el consumo humano tiene que tener como máximo 100 microgramo por litro. “Pero se olvidan del agua para riego y el agua para vida acuática, que no puede superar los 10 y 20 microgramos por litro respectivamente”, dice Errico. Pero existe una situación más riesgosa, vinculada con uno de los procesos mineros. Se trata de lixiviado, una sopa química que se utiliza para la depuración. “Es un líquido altamente contaminante que queda en la cantera y va a parar a la napa freática. Y los habitantes dicen que cuando llueve mucho la cantera se rebalsa y el líquido termina el arroyo”. Entre otros componentes, esa sopa química tiene arsénico y metales pesados. Las concentraciones en esa zona asustan. Tiene hasta siete mil microgramos de contaminantes por litro. “Lo grave es que no hay resultados de monitoreos que sean accesible, lo cual me parece terrible, porque si estuviera todo transparente sería mucho más fácil trabajar y medir la situación”. Por eso, antes de empezar los monitoreos, el equipo de profesio- nales platenses aconseja que no se haga nada, que no se mueva un gramo de tierra hasta que no exista una línea de base de toda la zona. Si no hay transparencia, “la gente empieza a sospechar y ver fantasmas que por ahí no existen”, dicen. Audiencia pública La llegada de Desimoni y su equipo a Mendoza se dio en medio de un clima de tensión entre los productores, la comunidad y la CNEA, dispuesta a retomar la explotación de uranio en la zona. “Llegamos a través de uno de los asesores de la secretaría de Política Ambiental (SPA) de la provincia de Buenos Aires, que es miembro de una de las ONG ambientalistas”, relata Desimoni. “No invitaron a nosotros porque el problema que tienen es que no hay técnicos para analizar el problema, estuvimos cuatro días con un ritmo de trabajo de las 9 de la mañana a las 2 de la madrugada”, recuerdan Desimoni y Errico. La movilización esta fundada en el temor de que la comercialización de los vinos de la región, que gozan de un prestigio importante a nivel mundial, se vea perjudicada. De hecho ya apareció un artículo en el Financial Times de Londres, que anticipa el problema en vinos mendocinos. Pero Desimoni ve en esa “campaña” un golpe un tanto bajo. “Creemos que después de Chernobil los vinos de Europa deben estar también contaminados por muchas otras sustancias que no son naturales”, dice la investigadora, dispuesta a hacerle entender a la gente que tiene con qué defenderse. Es por eso, que el trabajo incluye el análisis de vinos franceses de primera calidad para comparar sus concentraciones con los vinos argentinos. El grupo también va a medir jugo de uva malbec de toda la región (cerca y lejos de la mina) y agua de la zona, para determinar si se encuentra fuera de los parámetros normales.

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