lunes, 20 de agosto de 2007

ARTICULO

En nombre del Planeamiento
Nota escrita por la arquitecta Liliana Bina
Publicada en Revista Trazos número 27

De pronto, bajo la inesperada lluvia de los ingresos por commodities sojeros, la tierra urbana fue fertilizada por las inversiones inmobiliarias.Los edificios, como hongos, cubrieron las ciudades, devorando infraestructuras y espacios verdes, oscureciendo ventanales, invadiendo intimidades y homogeneizando el paisaje.
Empresas constructoras, operadores inmobiliarios, productores, vendedores de materiales y servicios y profesionales de la construcción aplauden este crecimiento urbano errático, inorgánico y desregulado, en tanto permite la apropiación por parte de los mismos de la renta urbana.De los costos económicos, sociales, ambientales y patrimoniales nadie se ocupa.
Al fin de cuentas, estos costos siempre se socializan.Que las ciudades se extiendan más allá de sus ejidos ocupando tierras que debieran ser reservadas para actividades productivas o naturales; que los operadores de la renta monopólica del suelo promuevan la construcción de enclaves temáticos recreativos o comerciales, pautando el territorio según una lógica de mercado; que esta lógica de mercado segmentado se corresponda con un modelo social fragmentado, que las áreas centrales y los barrios tradicionales se degraden con la migración de los sectores sociales medios y altos hacia los countries; que los pobres se vean desplazados a zonas marginales por el encarecimiento del suelo urbano; que las infraestructuras y los equipamientos colapsen por la densificación desmedida en los centros urbanos; que las ciudades pierdan identidad y legibilidad empobreciendo su imagen, y sus habitantes calidad de vida y sentido de pertenencia, es algo que parece no figurar en la agenda de urbanistas, planificadores y representantes políticos.Nuestras ciudades son arrasadas por la voracidad del afán de lucro de unos pocos, abandonadas a un destino incierto por quienes han renunciado , al parecer, al ejercicio de la reflexión desde lo académico, y de la planificación y el control desde lo político.El panorama no es más alentador desde la perspectiva de los teóricos urbanos más esclarecidos.
Relata Jordi Borja acerca de las posiciones expuestas en el Forum de las Culturas Barcelona 2004:La coincidencia entre autores marcadamente "radicales" o marxistas como Harvey, Smith, Angotti o Davis con otros de talante más "liberal" (concepto en sentido norteamericano, es decir socialdemócratas) como Cohen, Sassen, Dear o Sorokin es significativa: nuestra época replantea la razón de ser de la ciudad, las dinámicas disgregadoras son muy fuertes y las incertidumbres sobre su futuro crecientes. "Como contrapartida de esta desorientación y la ausencia de una clave interpretativa que permita al ciudadano común entender y asimilar la complejidad de estos procesos, sorprende la vitalidad con que van creciendo, desde la sociedad, procesos de participación vecinal que instalan nuevamente al hombre en el centro de la vida urbana.
A la falta de planificación y de reflexión académica se contrapone una conciencia creciente por parte de los vecinos que ven afectada su calidad de vida y reclaman un despertar del Estado y una decidida intervención en defensa de su derecho a la ciudad.- De estos signos alentadores dan cuenta experiencias tales como las de la Ciudad de Santa Fé.Relata un medio de esa provincia: "El vertiginoso crecimiento en altura que experimenta desde hace meses la ciudad de Santa Fe preocupa a los vecinos e instituciones de distintos sectores. Recientemente, las vecinales de Candioti Norte y Sur presentaron una nota ante la Municipalidad solicitando que se acelere un cambio en el Reglamento de Zonificación de esa zona.El pedido concreto de las familias que habitan esos barrios es que se limite la altura permitida para la construcción de edificios. La preocupación de los firmantes es que la infraestructura urbana no esté preparada para la cantidad y clase de obras que hoy se desarrollan. Principalmente, por los inconvenientes que se puedan generar a futuro en cuanto a la prestación de los servicios básicos y a la circulación en la zona.Hoy, en la ciudad de Santa Fe, hay más de 90 edificios en ejecución, lo cual también se tradujo en un progresivo cambio de perfil en la estética urbana.
Al igual que en otras grandes urbes del país, los ciudadanos desean el progreso, pero se preocupan porque éste no vaya en desmedro de las condiciones de vida del lugar."Y en el barrio de Caballito en Capital Federal : la Justicia frenó nuevas torres en 16 manzanas del mismo.Fue por una presentación de vecinos que aseguran que el boom de la construcción puede colapsar los servicios. La medida no suspende las obras actuales y pide un estudio de impacto ambiental.La Justicia porteña obligó al Gobierno de la Ciudad a no otorgar más permisos de obra para construir edificios en 16 manzanas de ese barrio. La decisión llegó a pedido de los vecinos de la zona, quienes reclaman contra la edificación indiscriminada porque, aseguran, afecta los servicios públicos . Cada vez más constructoras compran lotes y tiran abajo casas antiguas para levantar edificios. Según los vecinos, la edificación sin límites les genera graves perjuicios. Afirman que la mayor cantidad de habitantes hace que las cloacas colapsen y que no haya suficiente luz, gas y agua.
En ambos casos , su similitud con la situación por la que atraviesa Córdoba – Capital y nuestra Ciudad es total .Reflejo de esto, La Voz del Interior expresa, bajo el título : "Crecer, pero ¿cómo?El desarrollo inmobiliario avanza al galope en la ciudad de Córdoba, pero no se advierte la planificación que debería regularlo. Ello amenaza los resultados a largo plazo de la actual prosperidad económica. Ciertos emprendimientos inmobiliarios de alto valor, que deberían ser consensuados por las autoridades y los empresarios, con participación de los vecinos en algunos casos, avanzan a su propio aire, sin atender a las necesidades de las futuras aglomeraciones en materia comunicacional, sanitaria y educativa y en muchas ocasiones sin medir los eventuales daños que el impacto de las nuevas construcciones puede llegar a causar en el medio ambiente. Córdoba sigue avanzando. Pero quizá no lo esté haciendo tanto hacia el futuro como hacia una serie de cuellos de botella que pueden sofocar su destino, al menos por un lapso prolongado. Crecer es indispensable. La ciudad y su entorno no deben perder su lugar de predominancia y la recuperación económica debe ser aprovechada. Pero no a tontas y a locas, lo que desperdiciaría la mayor parte de las oportunidades que nos brinda el presente, sino con base en un planeamiento que recupere y oriente los recursos que se generan. Para eso hace falta algo más que dinamismo: hace falta visión estratégica. "Esta visión estratégica supondría quizás que desde el ámbito nacional y provincial se habilitaran nichos de inversión en sectores de la economía más productivos y sustentables en el tiempo, que la construcción; sectores que puedan absorber las plusvalías emergentes de la explotación agraria y direccionarlas hacia la investigación científica y tecnológica y la producción de bienes con mayor valor agregado, susceptibles de incrementar la producción de divisas.Contrariamente, la búsqueda de seguridad en la aplicación de excedentes agrarios dirigidos solo hacia la industria inmobiliaria de la construcción, atentará contra el aprovechamiento futuro de estas rentas con un fin social, impidiendo la renovación del capital en ciclos reproductivos, y afectando como contrapartida la sanidad de nuestras ciudades. Y en fin, por una de esas paradojas del flujo de capitales cuando opera como rueda loca, sin el acompañamiento y la dirección del poder público, estas inversiones directas terminan deteriorando su propio valor: los recursos puestos en un medio que se degrada, no pueden sino, ver descender su cotización cuando pasa la coyuntura.

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