jueves, 13 de septiembre de 2007

REPORTAJE

Revista FORTUNA
REPORTAJE: Pablo Sanguinetti
“La obra pública incentiva la inversión privada”

El especialista en economía urbana habla de los problemas en la ciudad de Buenos Aires. La inseguridad, la contaminación y la calidad de vida. Cómo impactan las regulaciones y las obras de infraestructura en la geografía económica.

Por Carlos Sueldo

La economía urbana es "una forma de entender cómo afectan los incentivos económicos el desarrollo de un territorio y, a partir de allí, cómo hacer para que los incentivos privados sean consistentes como maximizadores del valor social. Surge a partir de un diagnóstico en el área del urbanismo, donde había un enfoque muy ‘físico’, propio de las escuelas tradicionales, que atendía muy poco a los incentivos económicos que hay detrás del desarrollo de las ciudades. Ese enfoque pone mucho énfasis en la planificación física, pero no desde el punto de vista de la dinámica que generan las altas densidades. Esta especialización intenta ocupar ese espacio. La idea es entender los incentivos económicos detrás del desarrollo de las ciudades para darle instrumentos al planificador público que generen un desarrollo urbano más balanceado". La definición de Pablo Sanguinetti, director de la Maestría en Economía Urbana de la Universidad Torcuato Di Tella, explica una especialización que surgió primero como postgrado y que, desde hace dos años se dicta como maestría.
Fortuna: ¿Cómo es un desarrollo urbano balanceado?
Sanguinetti: El planificador "físico" busca un balance geográfico en la distribución de la riqueza, en términos de activos urbanos. Pero lo cierto es que no se puede mudar a los ricos donde están los pobres y viceversa. El mercado y sus agentes privados tienen una dinámica propia que se debe afectar, por ejemplo, a partir de regulaciones del uso del suelo. En las ciudades se producen muchas fallas de mercado y gran parte de los problemas tienen que ver con eso. Por ejemplo, cuestiones de polución o de congestión, entre otras. Las fuerzas del mercado por sí solas pueden generar "deseconomías" o externalidades negativas que requieren ser reguladas.
Fortuna: ¿Se promueve entonces un mayor intervencionismo?
Sanguinetti: Por supuesto, la misma economía liberal dice que se justifica la intervención estatal, a través de la regulación, cuando hay fallas del mercado. El objetivo de la economía urbana es hacer que las fuerzas de mercado maximicen no sólo el valor privado, sino también el valor social de las inversiones. La idea es que el precio que alguien paga por una propiedad refleje también sus costos sociales. Un ejemplo muy actual es lo que pasa con las torres de Caballito. Allí hubo una mala planificación, ya que no se tomo en cuenta cómo minimizar el costo social. No se asumió eso. Son elementos muy importantes para el planificador urbano, pero también para los developers privados.
Fortuna: ¿Alcanza a otros actores privados o públicos?
Sanguinetti: A todo aquel que planifica proyectos de infraestructura urbana. La economía urbana tiene que ver primero con modelos de localización, tanto de personas como de empresas, para minimizar los costos totales, entre los cuales incluye los de producción, distribución y los llamados "costos sociales". En esos costos no sólo se incorporan los propios, sino los asociados a las economías de aglomeración, de los "distritos industriales". Hay una materia que estudia la provisión óptima de bienes públicos urbanos y cómo deberían regularse. Y también tiene que ver con el principio del máximo beneficio: se provee hasta que el beneficio es igual a los costos… La economía urbana pone énfasis en cómo impactan las regulaciones, las obras de infraestructura, en la geografía económica.
Fortuna: ¿Cómo se puede ver el impacto de las regulaciones en la geografía urbana?
Sanguinetti: Por ejemplo, lo que hacemos es mirar muchos indicadores de servicios públicos, los valores de la propiedad, densidades demográficas, etcétera. Utilizamos algo que se llama Geographic Information System (GIS) que permite "mapear" variables económicas en el espacio territorial de una ciudad. El desarrollo lleva a la urbanización. El 80% de la población vive en ciudades. Y el nivel de bienestar de los ciudadanos muchas veces depende de la calidad de vida en su entorno, no solamente en la vivienda y el barrio. El bienestar no sólo depende del ingreso, sino de que no te roben cuando salís, de tener un espacio verde cerca, un centro de deportes, una biblioteca, teatro, buenos accesos. Eso puede determinar el nivel de bienestar de una forma importante y muchas veces no están reflejados en los indicadores de ingreso.
Fortuna: ¿Se utiliza en los rankings de ciudades más atractivas para vivir?
Sanguinetti: Sí. Uno de los indicadores de competitividad de los países y las ciudades tiene que ver con la calidad de vida, que está reflejada en el tipo de vida que ofrecen. Buenos Aires, por ejemplo, sigue estando bien catalogada, a pesar de sus disparidades. La economía urbana, además, puede ver eso en forma mucho más desagregada. Aporta instrumentos para ir a niveles de análisis mucho más concentrados en territorios determinados. Muchas veces el enfoque del desarrollo urbano se realiza en términos sectoriales, es decir, en cuanto a la provisión de educación, salud o vivienda. Pero también hay que ver el territorio en particular, ya que en cada área puede haber necesidades muy distintas.
Fortuna: ¿En qué grado ha estado presente este enfoque en las políticas públicas?
Sanguinetti: Yo creo que en la mayoría de las políticas públicas de desarrollo urbano ha prevalecido ese enfoque sectorial. Es decir, se pensó siempre que lo que se necesitaba son cloacas, educación o pavimento, sin tener en cuenta la valuación en cada espacio. Los precios de mercado reflejan todo, incluso las externalidades negativas. De todos modos, yo creo que la ciudad de Buenos Aires ha empezado a tener ese cambio de enfoque, a partir de los proyectos para revalorizar la zona sur, o la descentralización de los Centros de Participación, por ejemplo. Quizás todavía no hemos visto mayores resultados.
Fortuna: ¿La economía urbana toma en cuenta también la disponibilidad de recursos?Sanguinetti: Para cambiar una dinámica de desarrollo, se necesita una mayor asignación de recursos públicos, además de un cambio de normativa. El presupuesto público debe estar bien distribuido geográficamente. Pero la obra pública debe ayudar a motorizar la inversión privada. Lo del tenis en Parque Roca, por ejemplo, es una buena idea. Cosas similares se hicieron por ejemplo en Texas, donde el nuevo estadio de los San Antonio Spurs se construyó en la parte más postergada de la ciudad.
Fortuna: ¿Hay una fórmula general para definir cuánto debe haber de inversión pública y cuánto de esfuerzo privado?
Sanguinetti: No, las formas de intervención del sector público pueden ser muy variadas: desde desgravaciones impositivas hasta inversión directa en obras o la concesión de terrenos fiscales. Esto requiere sobre todo buena gestión, no sólo tiene que haber un plan estratégico que mire y tenga en cuenta los incentivos económicos, sino mucha gestión en donde el sector público actúe y haga que las fuerzas de mercado colaboren con el esfuerzo público. Por eso es el área donde más se intersectan el interés privado con el público. El problema es que hasta hace muy poco, la visión que había era que si vos eras un funcionario público y eras honesto, no podías reunirte con nadie del sector privado, porque significaba "curro"; o el extremo opuesto, que si uno quería desarrollar cosas, el sector privado debía hacer lo que quisiera. La idea es tener una visión intermedia. Para evitar la corrupción, tiene que haber un plan que tenga en cuenta la economía de los desarrollos.
Fortuna: ¿Desde la maestría hay puntos de contacto con áreas del gobierno de la ciudad?Sanguinetti: Hay una materia que se llama Taller de Economía Urbana, a través de la cual hacemos convenios con distintas entidades territoriales. Por ejemplo, hemos trabajado sobre el problema del Riachuelo, en La Matanza, para ver por qué ese área está tan degradada, y vimos que no era sólo un problema de contaminación, sino los valores de propiedad muy bajos, basurales abiertos con un problema de límites, de coordinación de distintos niveles de gobierno, etcétera.
Fortuna: ¿Participaron en el plan de la Secretaría de Medio Ambiente para mudar el polo petroquímico de Dock Sud?
Sanguinetti: No. Y allí sería fundamental un abordaje desde la economía urbana. Lo que ocurre muchas veces es que las ciudades crecen y terminan rodeando a los suburbios industriales. Hay que ver cómo se hace compatible el desarrollo económico con un entorno urbano, ya que la actividad económica siempre produce polución. Entonces, se debe analizar cómo asignar derechos de forma tal que aquel que "poluta" es porque realmente lo necesita hacer y lo paga. Hay instrumentos económicos para ello.
Fortuna: ¿Qué problemas son urgentes para la Ciudad de Buenos Aires?
Sanguinetti: El problema del sur de la ciudad y el uso del puerto son dos temas muy importantes. Otro es el tratamiento de residuos, que tiene la particularidad de que puede ser un problema "metropolitano", es decir, necesita un nivel de coordinación entre la Ciudad y los municipios del Conurbano. Allí está faltando quizás un ámbito de coordinación de políticas con los municipios vecinos. El tema de la seguridad es otro aspecto que debería descentralizarse, pero el delito no tiene límites, así que también puede requerir cierta coordinación entre la Ciudad y los municipios.
Fortuna: ¿Son parecidos a los problemas de otras grandes ciudades como San Pablo o Mexico D.F.?
Sanguinetti: Por supuesto. Pero en Buenos Aires incluso estamos mejor, aunque no quiere decir que no haya problemas. Muchas reformas que se hicieron en los ´90 en América latina fueron buenas, pero es cierto que dejaron marcas en el territorio que hay que mirarlas. Hay ciertas ciudades o áreas que se desarrollaron más o menos, generando desequilibrios que deben ser abordados a través del enfoque de economía urbana.

No hay comentarios.: