domingo, 20 de mayo de 2007

Diario LA PRENSA

Torres de la polémica

Los edificios en torre continúan ocasionando malestar en la comunidad y varios barrios mantienen movilizaciones en oposición mientras se carece de legislación adecuada.
Ya nadie duda de que en la Ciudad de Buenos Aires se va a restringir la posibilidad de hacer torres en determinadas zonas. El reclamo de los vecinos es muy fuerte y los políticos no lo van a desconocer, menos en un año electoral. El debate tiene aristas ideológicas ya que es evidente que acotar la edificabilidad en este distrito, que hace décadas que no incrementa su población, está lejos de ser una medida progresista. Después de la devaluación, con tarifas congeladas y con la salida de Aguas Argentinas, es posible que sea necesario hacer obras para abastecer tantos emprendimientos nuevos, y también puede haber fundamentos urbanísticos para la oposición. En muchas de las principales urbes del mundo, las torres residenciales ocupan lugares muy específicos y el resto mantiene tejidos más homogéneos en materia de altura permitida. Pero hay una realidad económica que desde la perspectiva sectorial debe tenerse en claro. Se trata del impacto que una restricción en el FOT (Factor de Ocupación Total) o en la altura va a tener entre los desarrolladores, en especial entre quienes han comprado terrenos con ciertas reglas, que ahora cambiarían. Debería tratarse a nivel de la Legislatura, como cualquier cambio de este tipo, que se pueda transferir el FOT que algunos perderán a otros sitios de la Ciudad donde se admitan las torres. Si no se quiere introducir este concepto general en la legislación urbanística vigente, se podría acotar su utilización de forma transitoria por tres años, y luego caducarían. Obviamente, para que el sistema funcione, sería necesario que, al tiempo que se restrinja el FOT en ciertas zonas, se admita su incremento en otras perfectamente determinadas.

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