martes, 16 de octubre de 2007

¿OTRA CIUDAD?


Buenos Aires "desfigurada"

Max Seitz BBC Mundo, Argentina

Las torres amenazan las casas coloniales que identifican a Buenos Aires. Buenos Aires, la ciudad con fachadas de arquitectura diversa, parece estar perdiendo sus señas particulares por el avance implacable de modernas e insípidas torres.
En la capital argentina hay miles de casas coloniales, o del siglo XIX y principios del XX con estilos que van desde el clásico italiano o francés hasta el inglés.
Pero muchas de estas construcciones, que representan uno de los mayores atractivos de la ciudad, corren el riesgo de desaparecer.
Cada mes se demuelen decenas de viviendas que testimonian el pasado arquitectónico de Buenos Aires para dar lugar a edificios de apartamentos de ocho plantas o más.
Esto se debe al auge de la construcción en Argentina, un sector que -según las autoridades- está creciendo a un ritmo anual del 16% gracias a la reactivación económica que ha experimentado el país en los últimos años.
Pero hay otra razón: la falta de regulaciones y mecanismos ágiles para evitar "sacrificios" edificios.

"Preocupación"

La arquitecta Graciela Toranzo Calderón, de la Comisión para la Preservación del Patrimonio Histórico Cultural de Buenos Aires, explica a BBC Mundo que actualmente hay más de 1.400 edificios protegidos en la ciudad, sobre todo en el casco antiguo.
¿Pero qué ocurre con las numerosas casas particulares situadas en los barrios más densamente poblados de la capital argentina, como Palermo y Caballito, que están siendo reemplazadas por torres?
"La preocupación existe", dice Toranzo Calderón. "Pero no es tan sencillo encontrar una solución, porque se requiere una ley para proteger cada una de las viviendas. Y esto puede demorar hasta dos años".
"Los tiempos de tramitación de un expediente son diferentes al ritmo de la construcción, que avanza rápidamente. A veces no llegamos a evitar una demolición".
Toranzo Calderón admite que "posiblemente hubo falta de previsión" en la política de protección del patrimonio arquitectónico de los barrios porteños, pero lo justifica afirmado que la idea de preservación es "relativamente nueva".

El lado positivo

Quienes trabajan en el sector de la construcción afirman que las torres contribuyen a modernizar la ciudad, además de dar empleo a miles de argentinos, y algunos vecinos coinciden con ellos.
"Me parece bien que la arquitectura se vaya renovando. Aquí había casas muy viejas, llenas de ratas y con peligro de derrumbe", comenta a BBC Mundo Carlos, un residente de Caballito, antes de entrar al edificio nuevo en el que vive.
Pero no todos piensan lo mismo en este barrio situado en el centro geográfico de Buenos Aires.
Gerardo Allegretti, dueño de un kiosco, opina: "Por supuesto que uno tiene que vivir el ritmo de la época, pero también hay que preservar aquello que es valioso por su arquitectura para dejarles algo a nuestros hijos y nietos".

Protestas

En los últimos tiempos Caballito ha sido escenario de varias protestas tanto por la construcción de edificios altos en terrenos que antes ocupaban bellas casas como por el deterioro de la calidad de vida.
Allí una organización llamada Proto Comuna Caballito lucha por preservar la identidad barrial ante el desenfreno del mercado inmobiliario.
El coordinador del grupo, Gustavo Desplats, vive en una casa de estilo Tudor que construyó su bisabuelo a principios del siglo XIX y que con el tiempo ha quedado atrapada entre dos torres de apartamentos, como tantas otras viviendas de la zona.
Desplats dice que todas las semanas recibe ofertas de compra tentadoras por su inmueble, aparentemente para reemplazarlo por un edificio de varias plantas.
Pero confiesa que las ha rechazado porque quiere que, al pasar, los vecinos vean una fachada "agradable a los ojos".
"Caballito es un típico barrio de clase media que todavía tiene casas de calidad con diversidad de estilos, y eso se está perdiendo", advierte.
"En los últimos tres años se han destruido 500 viviendas antiguas para levantar torres sin ninguna particularidad arquitectónica en el exterior, es decir, parecidas a las de cualquier otra ciudad del mundo".

Calidad de vida

Según Desplats, la construcción sin control de edificios altos no sólo tiende a "borrar" la identidad del barrio, sino que además deteriora la calidad de vida de los vecinos, porque las redes de agua potable y cloacas son sometidas a una demanda extra para las que no están preparadas.
Protestas por dificultades en los servicios públicos llevaron a que, a fines del año pasado, el gobierno de la capital argentina suspendiera por tres meses nuevos permisos de obras en Caballito y otros cinco barrios porteños.
Dicen que las callecitas de Buenos Aires "tienen ese no sé qué".
Pero los especialistas advierten que algunas de sus particularidades podrían perderse si la ciudad sigue creciendo descontroladamente hacia arriba y, sobre todo, pisando los escombros de valiosas casas antiguas

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